Darrerament he tornat a visitar es blog que vaig cofundar i que darrerament tenia una miqueta abandonat. He estat llegint es 3 nous articles que s'han escrit des de sa meva darrera entrada i un d'ells m'ha inspirat a escriure sobre un nou tema de debat.
Deia es senyor Buñuel que ell ha treballat tant a s'empresa pública com a sa privada i que sap com funcionen totes dues. Amb ses seves paraules deduesc que ell, com casi tothom, està molt més a favor de sa privada que de sa pública. Bé, jo no estic aquí per a defensar a sa pública (si, aquest Fredo ara defensarà lo seu perque és un funcionari chupatintas i tal i qual....) No, no vaig per aquí. Símplement vull fer un parell de comentaris i reflexions.
De s'empresa pública se'n critica que sa gent que hi fa feina no s'esforça com s'hauria d'esforçar com a consequència de que ja tenen es sou segur i que ningú no els pot fotre fora de sa feina si no rendeixen com haurien. Doncs bé, en aquesta afirmació hi ha dues coses que s'haurien de comentar: sa primera d'elles és que amb aquesta reflexió queda suposat de forma implícita que a sa empresa privada açò no passa. Que allà sa gent fa feina i s'hi deixa sa pell per a que es jefe n'estigui molt content i tal i qual. ¡¡ I una merda com un piano !! Tots coneixem gent que tot i fer feina a una empresa privada, no fa sa feina que hauria de fer i només rendeix a es 100% quant es jefe pulula per allà devora i quan no hi és perd uns quants minuts diaris llegint es correu, mirant es diari per internet o petant sa xerradeta amb es des costat. Evidentment d'aquests també n'hi ha a sa privada. Per tant,
1 a 1. Sa segona cosa que s'hauria de comentar sobre sa frase, és que sa gent es pensa que a s'empresa pública te pots estar tocant es collons tot lo que vulguis i fer coses mal fetes sense que te pugui passar res. Per segona vegada, ¡¡I una merda com un piano!! Tot i pertanyer a s'empresa pública, te poden obrir expedients i, si fa falta, expulsar-te des cos. Sense anar més enfora, a nes meu institut aquest any passat van fotre fora a dos professor per "comportaments poc adequats". També tenim inspectors que mos vigilen i que mos fan fer ses coses com cal. Per tant, 2 a 2.
Mirau, sa cosa és molt més fàcil de lo que sembla. Si tú ets una persona que té tendència a tocar-se es collons a sa feina i a no ser responsable, ho faras igual de malament estiguis a sa privada que a sa pública. Lo que passa és que a sa pública a lo millor es que no fan lo que han de fer possiblement no se n'amaguen tant com a sa privada. Però passa a ses dues bandes. A lo millor es tiu o sa tia que fa feina a hisenda te farà mala cara mentre te serveix i tu ho notaràs facilment. A sa privada, ho faran més disimuladament.
Jo he anat a fer feina amb dècimes de febre i estic a sa pública. Tenc amics que no han anat a fer feina sense cap dècima de feina i estan a sa privada. "En todos sitios cuecen habas".
Finalment, i per acabar ja amb aquest extens article, comentaré es tema de ses ventatges de fer feina per s'empresa pública: més dies de permís per temes de paternitat, més ventatges pes temes de sanitat, més facilitats a s'hora de cobrar es 100% des sou en casos de baixes poc prolongades,.... tot lo que vulgueu. Però açò no és que noltros seguem uns fills de puta enchufats que se mos tracta com si fossin déus. No senyor. Lo que passa és que es fills de la gran puta des amos de s'empresa privada putetgen a es seus treballadors privant-los d'aquests privilegis que es mereix qualsevol treballador honrad. Per tant, no és que noltros aniguem avançats, lo que passa és que s'empresa privada va atrassada que lo flipes. Mirau sinó a molts paisos europeus més avançats que noltros i comparau ses seves condicions laborals amb ses nostres.
Bé, esper que después de sa meva exposició, almenys hagi fet reflexionar a algú i que s'hagi fet net un poc s'imatge des puto funcionari vago que no fot pelada i que es toca es collons. A cas no es toca es collons s'encarregat d'una simple fàbrica a costelles des pobres currants que estan en una cadena de fabricació!!
Finalment, 3 a 3, 4 a 4, i tant com en vulgueu.
Muy señores mios, vos estim a tots
jueves, 27 de noviembre de 2008
lunes, 13 de octubre de 2008
Proxenetas de Pachamama
Si abre usted la Biblia y busca en el primer libro del pentateuco –esto es, el Génesis- no tardara en encontrar la siguiente exhortación que Iahvé hace al hombre, recién salido de un montón de barro: “Procread y multiplicaos, y henchid la tierra; sometedla y dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados, y sobre todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra.” Y el hombre se lo creió. No solo por ser palabra de Dios, sino que, además, le convenía bastante y le dejaba en muy buen lugar…
Es más, nos lo creímos tanto y tan bien que, hoy en día, no es fácil encontrar un concepto que haya echado raíces tan profunda y sólidamente en la forma que tenemos de entender el mundo. Y que más haya larvado nuestra forma de interactuar con él.
Podríamos disculpar a nuestros padres. Pues, hasta hace bien poco, históricamente hablando y salvando honrosas y contadas excepciones, el único instrumento que poseíamos para acercarnos a la realidad en mayúsculas era el camino de la fe, de la verdad revelada, indiscutible y sacrosanta: Una autoridad superior nos dejaba claro quienes éramos, que lugar ocupábamos en el orden divino, que reglas había que seguir y donde acabaríamos al final. Y, como esta supuesta “autoridad superior” era, en el mejor de los casos, un chalado con ínfulas de grandeza -que siempre los habrá habido-, nos explicaba que (mira qué casualidad) habíamos nacido en el mismísimo centro del universo, que éramos los campeones de la creación, que teníamos pleno derecho a dispones como nos diera la gana del resto de ella y que, si seguíamos sus normas, al morir iríamos de cabeza a algún paraíso surcado de ríos de leche y miel rebosante de serafines o vírgenes, según el gusto. Puestos a inventar…
Sin embargo, en la actualidad, no hay disculpa posible. Pues hoy, en nuestro rincón del mundo al menos, algunas cosas han cambiado. Los viejos dogmas nos parecen cuentos sacados de “El señor de los anillos”. Y la ciencia, por fin, se ha impuesto y ha tomado el relevo a las religiones a la hora de responder preguntas. Pero resulta ser un arma de doble filo. Ya que, cuanto más nos eleva sobre las tinieblas de la superchería, más nos enfrenta a nuestra propia insignificancia. Gracias a ella comenzamos a intuir como surgió este Universo, sabemos que caminamos sobre un minúsculo orbe perdido y muy alejado del centro de una inmensidad cósmica impenetrable. Y sabemos que, aunque nos cueste asimilarlo , el homo sapiens, lejos de ser el dueño y señor de la creación por imperativo divino, no es más que un primate con un gran éxito evolutivo, un gran cerebro y un gran ego. Una pieza más –aunque la ilusión del día a día nos haga pensar lo contrario- en el descomunal mecanismo que es la biosfera. Una pieza que se ha salido de su sitio y amenaza con desestabilizar todo el invento.
Triste es que, aun sabiendo todo esto, siga resonando en nuestra mente el eco de aquellas viejas palabras, “sometedla y dominad…” Y que continuemos actuando como si de verdad fuera así.
Como si tuviéramos todo el derecho a destruir un bosque entero para satisfacer intereses comerciales de algún tipo; a detener o desviar un rio a nuestra conveniencia; A llevar al borde de la extinción –cuando no a la extinción misma- a las especies que nos queremos comer, a las que queremos mutilar (léase pieles, cuernos, colmillos,…) o, simplemente, a las que nos molesta tener cerca. No nos sonrojamos a la hora de hacer desaparecer nuestros residuos vertiéndolos en ríos o mares, lanzándolos a la atmosfera o enterrándolos en la tierra. Por desgracia aquí hay que colocar un largo y triste etcétera.
Todo porque creímos ser los amos de la tierra. Y, como tales, podíamos usarla, estrujarla y retorcerla a nuestro antojo.
Pero no todos los pueblos han sufrido siempre esta ceguera. Incluso antes del auge de la ciencia, las tradiciones de algunos pueblos nos hablaban de un hombre mucho más humilde frente a la naturaleza. El jefe de la tribu amerindia Suquamish, en una famosísima carta al “Gran jefe blanco de Washington”, le decía: “…El hombre no ha tejido la red de la vida. Sólo es uno de esos hilos y está tentando a la desgracia si osa romper esa red. Todo está ligado entre sí como la sangre de una familia. Si ensuciáis vuestro lecho cualquier noche moriréis sofocados por vuestros excrementos…” Esta gente consideraba a la tierra su madre. La madre Naturaleza. La pachamama de los viejos pueblos andinos.
Pero ellos perdieron la guerra. Y quien la ganó, nunca creyó que la tierra fuera su madre. La considera algo muy distinto.
Es más, nos lo creímos tanto y tan bien que, hoy en día, no es fácil encontrar un concepto que haya echado raíces tan profunda y sólidamente en la forma que tenemos de entender el mundo. Y que más haya larvado nuestra forma de interactuar con él.
Podríamos disculpar a nuestros padres. Pues, hasta hace bien poco, históricamente hablando y salvando honrosas y contadas excepciones, el único instrumento que poseíamos para acercarnos a la realidad en mayúsculas era el camino de la fe, de la verdad revelada, indiscutible y sacrosanta: Una autoridad superior nos dejaba claro quienes éramos, que lugar ocupábamos en el orden divino, que reglas había que seguir y donde acabaríamos al final. Y, como esta supuesta “autoridad superior” era, en el mejor de los casos, un chalado con ínfulas de grandeza -que siempre los habrá habido-, nos explicaba que (mira qué casualidad) habíamos nacido en el mismísimo centro del universo, que éramos los campeones de la creación, que teníamos pleno derecho a dispones como nos diera la gana del resto de ella y que, si seguíamos sus normas, al morir iríamos de cabeza a algún paraíso surcado de ríos de leche y miel rebosante de serafines o vírgenes, según el gusto. Puestos a inventar…
Sin embargo, en la actualidad, no hay disculpa posible. Pues hoy, en nuestro rincón del mundo al menos, algunas cosas han cambiado. Los viejos dogmas nos parecen cuentos sacados de “El señor de los anillos”. Y la ciencia, por fin, se ha impuesto y ha tomado el relevo a las religiones a la hora de responder preguntas. Pero resulta ser un arma de doble filo. Ya que, cuanto más nos eleva sobre las tinieblas de la superchería, más nos enfrenta a nuestra propia insignificancia. Gracias a ella comenzamos a intuir como surgió este Universo, sabemos que caminamos sobre un minúsculo orbe perdido y muy alejado del centro de una inmensidad cósmica impenetrable. Y sabemos que, aunque nos cueste asimilarlo , el homo sapiens, lejos de ser el dueño y señor de la creación por imperativo divino, no es más que un primate con un gran éxito evolutivo, un gran cerebro y un gran ego. Una pieza más –aunque la ilusión del día a día nos haga pensar lo contrario- en el descomunal mecanismo que es la biosfera. Una pieza que se ha salido de su sitio y amenaza con desestabilizar todo el invento.
Triste es que, aun sabiendo todo esto, siga resonando en nuestra mente el eco de aquellas viejas palabras, “sometedla y dominad…” Y que continuemos actuando como si de verdad fuera así.
Como si tuviéramos todo el derecho a destruir un bosque entero para satisfacer intereses comerciales de algún tipo; a detener o desviar un rio a nuestra conveniencia; A llevar al borde de la extinción –cuando no a la extinción misma- a las especies que nos queremos comer, a las que queremos mutilar (léase pieles, cuernos, colmillos,…) o, simplemente, a las que nos molesta tener cerca. No nos sonrojamos a la hora de hacer desaparecer nuestros residuos vertiéndolos en ríos o mares, lanzándolos a la atmosfera o enterrándolos en la tierra. Por desgracia aquí hay que colocar un largo y triste etcétera.
Todo porque creímos ser los amos de la tierra. Y, como tales, podíamos usarla, estrujarla y retorcerla a nuestro antojo.
Pero no todos los pueblos han sufrido siempre esta ceguera. Incluso antes del auge de la ciencia, las tradiciones de algunos pueblos nos hablaban de un hombre mucho más humilde frente a la naturaleza. El jefe de la tribu amerindia Suquamish, en una famosísima carta al “Gran jefe blanco de Washington”, le decía: “…El hombre no ha tejido la red de la vida. Sólo es uno de esos hilos y está tentando a la desgracia si osa romper esa red. Todo está ligado entre sí como la sangre de una familia. Si ensuciáis vuestro lecho cualquier noche moriréis sofocados por vuestros excrementos…” Esta gente consideraba a la tierra su madre. La madre Naturaleza. La pachamama de los viejos pueblos andinos.
Pero ellos perdieron la guerra. Y quien la ganó, nunca creyó que la tierra fuera su madre. La considera algo muy distinto.
miércoles, 1 de octubre de 2008
Temps d'espera
Es sofà. Sa tele encesa. As costat, sa lluna plena sosté es petit inquilí cap per avall. Mentrestant, cossetes com pessigolles dibuixen es compte enrere d'un nou petit big-bang. Tic Tac Tic Tac......
miércoles, 24 de septiembre de 2008
¿Cambio histórico o más de lo mismo?
Parafraseando a winston churchil (él se refería a los sistemas de gobierno): El capitalismo es el peor sistema económico diseñado por el hombre, si exceptuamos a todos los demás. Es cierto que en su concepción puede resultar brillantísimo e, incluso, bello. Un sistema en el que todos los actores –empresario, trabajadores y consumidores- se mueven por su propio interés, comportándose de manera egoísta. Y, sin embargo, el resultado final acaba siendo el bien común. Un mecanismo que, en teoría, se regula a si mismo. Es algo que casi parece orgánico. No obstante está claro que, en su aplicación real, algo falla-el golem se revuelve y le echa las manos al cuello a su creador-. Pero no solo ahora, cuando en el primer mundo, vemos peligrar nuestra burbuja de bienestar –aquí la crudeza del capitalismo se dulcifica gracias a las políticas sociales-, sino desde siempre. Algo debe fallar, digo, en un sistema que fabrica monstruos como las corporaciones, despiadadas maquinas de acumular capital y consumir recursos, o que permite que el 40% de la riqueza mundial esté en manos de 225 personas mientras que 1200 millones viven en la miseria (estos no notan la crisis, ni los unos ni los otros). Tal vez no sea hora de poner un nuevo parche a la olla a presión ni de rebuscar en viejas ideas que han demostrado su inefiacia, tal vez sea hora de darse cuenta que hace falta un cambio de raíz. Tal vez haga falta un genio que sea a la economía lo que Einstein, con su teoría de la relatividad, fue a la física. Puestos a pedir…
sábado, 30 de agosto de 2008
Finançament... i ara cóm ho feim?
Dos anys després d'haver-se aprovat s'estatut d'autonomia de Catalunya, retallat, per cert, en un tira i arronça entre es Govern espanyol i es Govern català (més CiU), tot enmig d'una llarga tempesta mediàtica, molt agressiva des del PP, COPE i afins, ens trobam ara en un moment en es que s'ha de xerrar des finançament. Es suposa que un cop s'estatut ha estat aprovat, passant pes Congrés de Catalunya, Congrés des Diputats de s'estat espanyol i després recolzat democràticament a ses urnes pes poble català, passa a ser sa llei vigent per a Catalunya amb es vist i plau des Govern espanyol. Com pot ser llavors que ara en Solbes digui que s'ha de pactar es sistema de finançament que convingui segons es Govern? Jo no entraré a dir quin és sistema més o menys just per a Catalunya, s'estat espanyol i sa resta d'autonomies. Però quan una llei que ha passat tots es tràmits democràtics haguts i per haver, de repent "ara no val i hem de tornar a xerrar" és quan me fa pensar que alguna cosa falla en aquesta democràcia, i és quan s'idea de s'Espanya plural, que a jo m'agrada, esdevé qüestionable. I ara, cóm ho feim?
jueves, 24 de julio de 2008
Sobre instints animals i tolerancia
En fred diu: “Jo no me consider catalanista ni independentista ni nacionalista. I quan dic que no me consider nacionalista vull dir que no ho soc ni respecte a Espanya ni respecte a Catalunya. Jo som menorquí i au”. I si açò es exactament lo que jo dic! Dic que aquest sentiment que tu tens es sa manifestació d’un instint biològic que te impulsa a sentir-te més identificat i proper amb sa teua “tribu” o sa “manada”, o lo que li vulguis dir. Esta clar que sa societat actual no se estructura en torn a manades ni tribus així que aquest instint s’ha hagut de adaptar de diferents maneres. Però en es fons persisteix sa mateixa necessitat de sentir-se part de algun grup.
Hi ha una anècdota molt bona que il·lustra perfectament açò que vull dir. Va passar durant es rodatge de sa primera versió de “El planeta de los simios”. Evidentment, una de ses coses més complicades de aquesta pel·lícula van ser ses esgotadores hores que havien de passar els actor en es set de maquillatge. Es per açò que quan aturaven per nar a sa cafeteria i fer un mos, ningú no se llevava es vestit de monea. Si te’n recordes, en aquesta pel·lícula ni havia varios tipus diferents de simis. Pues be, en aquests moments d’esbarjo era curiós veure com s’ajuntaven espontàniament els actors amb un mateix tipus de disfressa.
Estem programats genèticament per sentir amor cap a tot el que es similar a lo que creim que ens defineix. Ja sigui una llengua, un color de pell, una cultura, una disfressa de monea, una idea política o es color des cagarros que fotem. I aquest és, per jo, es tipus d’amor més miserable i egoista que hi ha. Ja que no estimem els altres realment, sinó que estimem lo que hi ha en els altres que ens recorda a noltros mateixos. “Com més t’assemblis a jo més t’estim. I si tu no pertanys a sa meua tribu però puc trobar punts en comú... bueno, provaré de acceptar-te un poquet, però no promet res!”
Però lo pitjor arriba quan, per un motiu o un altre, deixem de veure punts en comú i nomes aconseguim veure ses diferencies. I, és curiós, açò sol passar amb qui tenim més a prop. Serà que no sempre “el roce hace el cariño” : “Puigcercos gilipollas!!!” diuen a la cope, “Putos moros” diuen els fachas,”English go home” dieun els escocesos, “sucios tutsis” diuen els hutus, “puto españolito” diuen per es foro...
Per sort també posseïm un qualitat molt menys bèstia que ens pot salvar de tota aquesta animalada: Sa tolerància. Però aquesta no ens ve de sèrie, s’ha d’aprendre i treballar. I que ràpid clamem perquè els altres siguin tolerants amb noltros i que fàcil és ser tremendament tolerant amb sa gent que pensa com noltros! Però, per descomtat, açò te poc que veure amb sa Tolerància amb majúscula. Aquesta ha de ser difícil, ha de requerir un esforç. Per sort vivim a un país on un grup de gent pot escriure un “Manifiesto por una lengua comun” i ningú no els fotrà a sa presó. I, desprès, pots nar tu i fer una manifestació en contra i tampoc no et moldran a garrotades. Com deia un filòsof “No estic d’acord amb tu però lluitaré fins la mort perquè ho puguis dir”. Quin dret te ningú a dir-li a Puigcercos que no se pot sentir alemany avans que espanyol? I quí li pot dir a en Rafa que no s’ha de sentir tot lo espanyol que li surti des collons? Quí li narà a dir al Sr. Vanrell que no se pot sentir tutsi?
Per acabar, i ja era hora, una cita d’en Montesquieu (Putu gabacho!):
“Si yo supiese algo que me fuese útil y que fuese perjudicial a mi familia, lo expulsaría de mi espíritu. Si yo supiese algo útil para mi familia y que no lo fuese para mi patria, intentaría olvidarlo. Si yo supiese algo útil para mi patria y que fuese perjudicial para Europa, o bien que fuese útil para Europa y perjudicial para el género humano, lo consideraría como un crimen, porque soy necesariamente hombre mientras que no soy francés más que por casualidad.”
Hi ha una anècdota molt bona que il·lustra perfectament açò que vull dir. Va passar durant es rodatge de sa primera versió de “El planeta de los simios”. Evidentment, una de ses coses més complicades de aquesta pel·lícula van ser ses esgotadores hores que havien de passar els actor en es set de maquillatge. Es per açò que quan aturaven per nar a sa cafeteria i fer un mos, ningú no se llevava es vestit de monea. Si te’n recordes, en aquesta pel·lícula ni havia varios tipus diferents de simis. Pues be, en aquests moments d’esbarjo era curiós veure com s’ajuntaven espontàniament els actors amb un mateix tipus de disfressa.
Estem programats genèticament per sentir amor cap a tot el que es similar a lo que creim que ens defineix. Ja sigui una llengua, un color de pell, una cultura, una disfressa de monea, una idea política o es color des cagarros que fotem. I aquest és, per jo, es tipus d’amor més miserable i egoista que hi ha. Ja que no estimem els altres realment, sinó que estimem lo que hi ha en els altres que ens recorda a noltros mateixos. “Com més t’assemblis a jo més t’estim. I si tu no pertanys a sa meua tribu però puc trobar punts en comú... bueno, provaré de acceptar-te un poquet, però no promet res!”
Però lo pitjor arriba quan, per un motiu o un altre, deixem de veure punts en comú i nomes aconseguim veure ses diferencies. I, és curiós, açò sol passar amb qui tenim més a prop. Serà que no sempre “el roce hace el cariño” : “Puigcercos gilipollas!!!” diuen a la cope, “Putos moros” diuen els fachas,”English go home” dieun els escocesos, “sucios tutsis” diuen els hutus, “puto españolito” diuen per es foro...
Per sort també posseïm un qualitat molt menys bèstia que ens pot salvar de tota aquesta animalada: Sa tolerància. Però aquesta no ens ve de sèrie, s’ha d’aprendre i treballar. I que ràpid clamem perquè els altres siguin tolerants amb noltros i que fàcil és ser tremendament tolerant amb sa gent que pensa com noltros! Però, per descomtat, açò te poc que veure amb sa Tolerància amb majúscula. Aquesta ha de ser difícil, ha de requerir un esforç. Per sort vivim a un país on un grup de gent pot escriure un “Manifiesto por una lengua comun” i ningú no els fotrà a sa presó. I, desprès, pots nar tu i fer una manifestació en contra i tampoc no et moldran a garrotades. Com deia un filòsof “No estic d’acord amb tu però lluitaré fins la mort perquè ho puguis dir”. Quin dret te ningú a dir-li a Puigcercos que no se pot sentir alemany avans que espanyol? I quí li pot dir a en Rafa que no s’ha de sentir tot lo espanyol que li surti des collons? Quí li narà a dir al Sr. Vanrell que no se pot sentir tutsi?
Per acabar, i ja era hora, una cita d’en Montesquieu (Putu gabacho!):
“Si yo supiese algo que me fuese útil y que fuese perjudicial a mi familia, lo expulsaría de mi espíritu. Si yo supiese algo útil para mi familia y que no lo fuese para mi patria, intentaría olvidarlo. Si yo supiese algo útil para mi patria y que fuese perjudicial para Europa, o bien que fuese útil para Europa y perjudicial para el género humano, lo consideraría como un crimen, porque soy necesariamente hombre mientras que no soy francés más que por casualidad.”
jueves, 3 de julio de 2008
Sobre "democràcies" i nacionalismes
La setmana passada vaig haver d'escoltar coses com aquestes:
http://esports.e-noticies.cat/el-cap-desports-de-la-cope-titlla-puigcercos-de-gilipollas-18354.html
Per tant, deduïm que sa democràcia és anar amb Espanya. Tot lo que sigui anar LLIUREMENT amb una altra selecció és antidemocràtic i va contra ses llibertats dets altres. Però, de què van? a qui volen enganar?
Lo més fort és que més d'un pensa així, que sa "democràcia" realment és sentir-se espanyol, i qui diu lo contrari és un nacionalista antidemòcrata. Evidentment, aquests són tan nacionalistes o més com es que ells proclamen però, evidentment, amorrats a una altra bandera.
I jo me deman, és possible ser no nacionalista? jo que sempre no m' he considerat com a tal, que crec que aquestes guerres no són ses meves, pens que tots (o molts) tenim una petita espurna que, quan sents comentaris com aquest, revifa dins teu d'una manera o una altra..... ajudat..... com si bufés sa tramuntana.
http://esports.e-noticies.cat/el-cap-desports-de-la-cope-titlla-puigcercos-de-gilipollas-18354.html
Per tant, deduïm que sa democràcia és anar amb Espanya. Tot lo que sigui anar LLIUREMENT amb una altra selecció és antidemocràtic i va contra ses llibertats dets altres. Però, de què van? a qui volen enganar?
Lo més fort és que més d'un pensa així, que sa "democràcia" realment és sentir-se espanyol, i qui diu lo contrari és un nacionalista antidemòcrata. Evidentment, aquests són tan nacionalistes o més com es que ells proclamen però, evidentment, amorrats a una altra bandera.
I jo me deman, és possible ser no nacionalista? jo que sempre no m' he considerat com a tal, que crec que aquestes guerres no són ses meves, pens que tots (o molts) tenim una petita espurna que, quan sents comentaris com aquest, revifa dins teu d'una manera o una altra..... ajudat..... com si bufés sa tramuntana.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)